viernes, 8 de julio de 2011

Mi amigo Jim, por Candela Messina.

Continuando relatos...


 Hace muchos años tuve un amigo que se llamaba Jim, y desde entonces nunca he vuelto a ver a un norteamericano más triste. Desesperados he visto muchos. Tristes como Jim, ninguno. Una vez se marchó a Perú, en un viaje que debía durar más de seis meses, pero al cabo de poco tiempo volví a verlo...

Estaba distinto, no parecía él, pero lo ví y sentí una cercanía.
Lo más raro era que estaba con un nene de la mano y se lo veía feliz, lucía joven y tenía una sonrisa que nunca notado en él. Dudé si era Jim o no, pero fue un impulso el que me hizo gritarle, pero sabés qué, nunca se dió vuelta.
Pero... ¿era él? La verdad que no sé, me quedé con la duda durante mucho mucho tiempo, pensaba todo el día en Jim. En el trabajo estaba distraído y disperso, y tuve muchas peleas con mi jefe.
Pero sabés qué, yo pensaba que si lo encontraba, todo valdría la pena, era mi amigo, el que me ayudó siempre, el que me acompañó como mi hermano y con el que viví los momentos más felices de mi vida. Pensar que se fue y tan rápido.
Muchos meses después, estaba en mi trabo y escuche a mi jefe hablar con su socio. Parecía que otro empleado entraría a la empresa y su nombre era Julián.
Continué mi trabajo, y cuando llegaron las 5Hs, mi jefe me invitó a ir a su oficina. Ya estábamos bien, yo ya no estaba disperso y al pasar tanto tiempo, me había olvidado del día en que había vísto a Jim, o a ese hombre extraño que ví en la calle.
Hablamos un poco, y luego me contó lo que yo ya había escuchado, lo que te conté del empleado nuevo.
Terminé de hablar con él y me fui a casa. Fue una noche como todas, y a la mañana volví a la oficina, pero esta vez estába Julián, esperándome, lo ví y lo sentí alguien cercano a mí. Empezamos a charlar y tomamos confianza muy rápido, parecía un buen tipo. Le pregunté cosas sobre él y él a mí. Pasaron los días y Julián y yo nos llevamos bárbaro.
Ya sabía muchas cosas sobre él, pero un 9 de octubre me di cuenta que faltaba una cosa muy importante para contarle y era algo indispensable que tenía que saber un amigo, su nombre no era el que yo sabía, era Jim, al decírmelo me quedé con la boca abierta, mientras que por mi cabeza pasaban miles de preguntas. Él, me dió un abrazo y me dijo "tanto tiempo, amigo, debo decirte que te extrañé". Él se levantó. Se fué y nunca más lo volví a ver.
Esas fueron las últimas palabras que escuché de él, querido, tu viejo era un gran tipo y yo lo quería demasiado, ahora vaya a saber dónde está, pero estoy seguro que muy cerca y yo creo que desde nuestros corazones nos cuida, debés estar muy orgulloso del padre que has tenido y él de ti niño. Aquí terminó mi historia y la de tu padre, aunque yo sé que nuestra amistad no terminó aquí, fue, es y será mi amigo, mi compañero.


Publicado por Enredadas.

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